[Parte 1] Caso Ariadna, porque el pasado siempre vuelve

Caso Ariadna ¿Qué pasaría si el pasado volviese y sacara sentimientos olvidados? Descubre la historia junto a Ariadna y Ángel, descubre por qué desapareció Cristina...

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8 de enero, 9:30 AM, Madrid (España), Vallecas:

Morena, de ojos azules, cara redonda con un hoyuelo en la barbilla que la hacía aún más llamativa. Con unos vaqueros raídos y una camiseta de tirantes roja y blanca en la que ponía algún mensaje encriptado en varios idiomas, con una chaqueta de chándal por encima. Nadie diría que ella era una detective. Muchas veces, chicos jóvenes, se habían quedado mirándola, y ella, les echaba una mirada asesina. Ariadna era así. Una chica madura, de no más de 25 años, a la que le gustaba tener su propio estilo. No muy sentimental que digamos, y una verdadera líder.

Su vida nunca tendría una banda sonora. Cambiaba constantemente.

Cada vida tiene una banda sonora. Las tranquilas, una sintonía a piano débil. Las movidas, sintonías con todos los instrumentos que hicieran bastante ruido para despertar al vecindario. Las locas, una canción de mezclas de instrumentos, pero sin orden y sentido. Y hay gente que nunca tendría una banda sonora. De todos los cambios que haces, no da tiempo a que se establezca. No es que sea bipolar, si no que no se conforma. Quiere probar cosas nuevas, quiere saberlo todo. Quiere ser blanco y negro a la vez, quiere ser pez y agua a la vez. Quiere ser terrícola y espíritu a la vez

Una chica que en pocos días debería estar en la universidad, de nuevo con sus estudios. Pero antes, que nada la parase. Ni un semáforo en rojo la paraba. Ni una barrera. Avanzar siempre hacia delante. No mirar atrás.


Caminando por las calles vallecanas pensó que lo mejor sería ir a la panadería. Ese día se iba a hacer muy largo, y no se quería morir de hambre. 
Avanzó por las calles, ya desiertas por aquellas vacaciones. Muchos de los niños estarían jugando con sus fabulosos juguetes que les habrían traído los Reyes de Oriente. Pero ella ya no estaba para esas fiestas. Le gustaba más ver pelis de Agatha Cristhie o la serie Sherlock junto a Soraya, que vestirse con ropa roja y blanca diciendo Feliz Navidad. Y había poca gente a la que decírselo a su alrededor
¿A Ángel? Claro, a un idiota. ¿A Soraya? Sí, a su mejor amiga le deseaba lo mejor. ¿A la panadera? Puede, porque en ese momento la estaba recibiendo en su pastelería con una sonrisa.

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